viernes, 24 de noviembre de 2006

Para D. Cesar Vidal

En mi periplo educativo otoñal, ahora, me toca ir estudiando su extenso escribir de libros y en especial el de Pablo, el judío de Tarso del que no quiero copiar para seguir estudiando la vida de Jesús y de los primeros cristianos, sino estudiarlo e informarme.
Por lo que hasta ahora leí encuentro las primeras discusiones entre Pablo y Pedro sobre si los gentiles para entrar en el Reino de los cielos deberían circuncidarse o no. Esta polémica parece zanjada entre ellos al llegar a otra cuestión más importante: todos pueden alcanzar el ansiado reino siempre que crean en Jesús como Mesías único Hijo de Dios nunca por las obras, siempre por la fe. Entonces-en mis estudios-me atrevo a compararlas con la doctrina Oriental que dice lo contrario: Se puede alcanzar al nirvana( su cielo particular) por alcanzar un karma positivo osea porque las buenas obras superen a las malas (lo que parece más fácil de entender y razonable) lo que incluye la supresión del deseo.
Lo curioso de esto es que para los vecinos cristianos el único deseo reprobable es el de la fornicación, culpabilizando de este desmadre a la mujer tal como me contaba mi padre: la mujer es brasa y la mujer estopa y llega el diablo y sopla. Lo cual reiteradamente nos lo anatemiza el catecismo.
Ahora ya en la madurez nos damos cuenta de la existencia de otros u otro mal deseo mucho más perjudicial -el poder- pariente del de riqueza o el de la avaricia.
En fin si me lo permiten y puedo más adelante seguiré profundizando en otras muchas cuestiones e incluso aconsejándote para que investigues otras cosas relacionadas con aquellos tiempos.

No hay comentarios: