miércoles, 17 de enero de 2007

Con Bucay en dejame que te cuente

¡Que bueno que ya me llegaste!, me refiero a tu primer libro que cayó en mis manos, el del gordo psicoterapeuta, tan entretenido y tan chevere que me cautivó y no tuve más remedio que releerte para encontrar similitudes.
Empecemos con la búsqueda que la mayoría de los humanos antes o después hacen de su vida. Coincidirás-gordo- que es lo más importante pues ella es la causa del éxito de vuestra profesión y la del número de ventas de libros tanto de ustedes como de los que se dieron en llamar de auto-ayuda.
La búsqueda o los ¿por qué? de muchas actitudes o de lo contrario ineptitudes o incapacidades en nuestro actuar que nos llevan al fracaso y con él al cabreo con nosotros mismos; esos, deberíamos haber hecho, tan comunes en nuestros pensares..
Nos dice tu libro que la neurosis en muchos casos consiste en una enfermedad ocasionada por un mal recuerdo, cuando de niño tuviste un fallo que no supiste resolver y que desde entonces cuando aparece algo similar no lo puedes resolver, dices:No puedo y nunca podré. Con lo que el trabajo del psicoterapeuta consistirá en sacarte ese mal recuerdo esa espina que te impide actuar para que una vez descubierta te des cuenta de que la cosa no es tan terrible y, en otras ocasiones que te surja seas capaz de actuar debidamente. Esta es en esencia lo que propuso Freud en su teoría del psicoanálisis. Y en mi experiencia cupo algo similar que denominé "El escapista", un individuo incapacitado por una mala experiencia que unida a una muy deficiente escolarización dio lugar a una inseguridad supina que le hacía retroceder y escaparse de muchas situaciones prefiriendo mantenerse con su mediocridad como excusa para su vaguedad suprema.
Gordo- Bucay- que bueno, esto da pie para tu profesión, la pena es que estas deficiencias se lleven tan dentro que cuando se quiera reparar en ello ya pasó gran parte de la vida y de sus oportunidades.
Como consejo doy: escucha a tu mente desoye a tus miedos, las cosas, cuando te enfrentas a ellas son mucho menos fieras de lo que tu imaginación te dijo.
Estamos en la mismas honda; puesto que, como si hubieras escuchado mis dudas sobre este método de curación al añadir que esto del psicoanálisis es lento a veces poco efectivo por que lo que hay que resolver es el ¿por qué te pasa esto?, o , ¿por qué obras así?.
Para que los pacientes superen estos antiguos defectos y logren superarlos y, para ello el camino a seguir es ejecutar bien lo que de siempre hiciste mal; para lo que te sería preciso, cuando no beneficioso, que este camino estuviera tutelado por un profesional.
Aún nos cuentas que hay otra linea de actuación consistente en el sonsacar el ¿por qué el paciente solicita la actuación del psicólogo?. Desde luego si se hace es porque no se está contento con su vida, ni menos, con lo que hace en momentos determinados.. A lo mejor lo más recomendable es no arañar en viejas actitudes que amargan sino simplemente quitarles la importancia que indudablemente ya no tienen e intentar elevar la autoestima del paciente de modo que estas pequeñas traumas se disuelvan.
Bien gordo, gracias por aclararnos lo que es la neurosis y tus buenas intenciones al enseñarnos las ideas o caminos que intentas tu y tus colegas para corregirlo. Pero, permitame vos que vuelva a darle otra vuelta a mi neurótico que a través de sus tiempos se convierte en boludo como diríais ustedes. Pensemos-junto a ustedes-que este personaje tuvo o tiene una enfermedad que precisa de corrección pero también debes admitir que para su reparación precisaría de algo imprescindible a lo que tu en tu librito niegas con una bonita teoría que a un servidor y a otros muchos les gustaría que fuera inamovible, se trata del esfuerzo . Nada se arregla con nada y creo que esta verdad no me la podrás negar y aquí o por tus métodos o simplemente esforzándose se precisaría siendo indispensable echar mano de él sino quieres que este personaje prosiga el resto de sus días siendo un boludo incorregible.
Ya que tu me enseñaste psicología yo, sin ninguna pretensión de superarte, te indicaré algo que ahora en varios libros se puso de moda o por lo menos llamó la atención. Es la aplicación de la filosofía a la problemática del vivir y en este caso viene como anillo al dedo lo que en su día nos legó un sabio filósofo, nada más y nada menos que, Enmanuel Kant que afirma rotundamente que no está nada bien el llorarse cuando uno por una u otra razón se siente defectuoso, esto hay que superarlo si se pretende madurar, si se pretende llegar a ser un hombre plenamente desarrollado. Lo explica cuando se pregunta:¿Que son las luces?. La salida del hombre de su minoría de edad, de la que él mismo es responsable. Minoría de edad, es decir, incapacidad de servirse de su entendimiento sin la dirección de otra persona, minoría de la que él mismo es responsable, puesto que la causa de ella reside no en un defecto de entendimiento, sino en una falta de decisión y de valor para servirse de él sin la dirección de otras personas. ¡Spade aude!. Ten el valor de servirte de tu propio entendimiento. He ahí, pues, la divisa de las luces. Bien, señor psico- terapeuta, en ese caso vosotros sois valerosos enciende luces cuando estas se apagan en el momento de que el humano realiza una mala actuación que le puede condicionar de por vida. En definitiva lo que haces y hacen tus congéneres es enseñar a madurar a sus clientes pasando por encima o resolviendo todas sus dificultades.
¡Ya está bien de tristezas!, quiero acabar tu homenaje con otro cuento que tu incluiste en tu libro. Permitame que lo abrevie. Cuentas escondidamente sobre la felicidad "el hombre feliz no tiene camisa". Cuentas de un siervo que es feliz porque en su mundo solamente caben su adhesión a su amo, su pequeño sueldo que le permite algunos disfrutes que son los únicos que él conoce. Esta situación produce envidia a su rico amo cuya única pretensión es hacerle desgraciado tal cual él es a pesar de sus riquezas. Consultados a sus sabios consejeros toma la decisión de tentar al siervo feliz con una bolsa de dinero con 99 monedas de oro. El criado se pone contento y encandilado con el hecho de encontrárselas, ¡soy rico exclama!. Pero al contarlas piensa que le falta una, que alguien le robó su moneda número cien, por lo que esto le hace inmensamente desgraciado tal como quiso su amo.
Yo te contaré una vieja historia provinente del cielo: Dios dijo a su creación-el género humano- "Os voy a legar algo a lo que llegareis a amar más que a mi". Lo hizo como castigo al mal hacer tal cual tu amigo del cuento. Ahora tengo que seguir e incluso exigirte que continúes dandole vueltas a tu caletre, si es que no lo has hecho ya, para opinar sobre eso de que "el hombre feliz es el que no tiene camisa" que equivale a que no tiene cultura, no tiene ambiciones, y su cupo de deseos es tan pequeño que es imposible que evolucione. Frente a esto su desconocimiento, su falta de ventanas hacia otros mundos le proporcionan estabilidad y tranquilidad lo que equivale a felicidad en su pequeño mundo. Te pregunto Gordo ¿que es mejor, el saber o el ignorar, lo intelectual o lo meramente casi animal, el no desear o el ambicionar. Difícil te lo pongo y si se puede contestar a esto habrás resuelto uno de los mitos más antiguos de la humanidad: el de Adán y Eva; el de Caín y Abel, etc. etc. Incluso uno de los pilares del budismo, el desear como fuente de todo mal que si lo consideramos acertado nos mete directamente en su cielo bautizado por ellos como nirvana, que tiene la indudable ventaja de poder conseguirse aquí en esta bendita/maldita tierra.

No hay comentarios: