viernes, 2 de febrero de 2007

Apuntes sobre los profesores enseñantes.

En una ocasión se me publicó en el diario La Razón la opinión sobre el "buen maestro" lo que hice como continuación de lo que decía J. A. Marina:..."Todo lo que pretendemos conseguir con la educación o el aprendizaje es aumentar la probabilidad de que se nos ocurran las cosas que queremos y cuando queremos.........". "Los profesores sabemos que al explicar algo tan sólo pretendemos aumentar las posibilidades de que en la cabeza del alumno atento se produzca esa brusca reestructuración de datos dispersos que llamamos comprensión."
J. A. Marina Dictamen sobre Dios.
Esto de que se nos ocurran cosas tiene un recuerdo de mi época esotérica en cuyas clases decían misteriosamente que cuando comprendas o no, algo, es que estas preparado para ello como si un dios mistérico te alumbrase. Me atrevía a exponer:Enseñar al niño a trabajar y que encima tener la habilidad de que le guste. A trabajar la mente, la imaginación, las manos. En principio, todo, luego, que el ya infante sepa elegir lo que tiene que desarrollar con mayor dedicación según sus fuerzas, gustos , posibilidades y facultades. Si lo hace libremente sera una solución perfecta; si lo hace obligado, será una esclavitud de por vida.
Efectivamente la mente humana y su poseedor, el hombre, es como una mina recién descubierta y el educador es el que debe de hacer el trabajo de explotación. Si es con buena voluntad su labor, más psicológica que otra cosa, consistirá en encontrar la veta más rica, sea esta intelectual o manual, que el educando tiene. Si es dirigida por las necesidades o miras de un gobierno, no deja de ser un encadenamiento que poco tienen que ver con las facultades o gustos del individuo.
Luego cuando somos mayores a nivel laboral ocurre que lo que se impone son las necesidades, sean estas del individuo (urgencias en la percepción económica) o sean de la empresa contratante que le reeduca, y esto desafortunadamente casi nunca tiene que ver con la felicidad (al menos con la interior) del individuo. Lo ideal será que de niño aprenda a conocer en lo que se tiene mayores facultades enseñandole a apreciarlo para que luche durante toda la vida en esta linea. Esto si que será lo que conduzca a la educación total y a la felicidad personal, incluso, a su mejor éxito laboral. Probablemente me quedé corto, pues, a pesar de que muchos hemos padecido una educación deficiente, el ser conscientes de ello nos supondrá un esfuerzo mayor y a ser autodidactas, no debemos de justificar toda la trayectoria particular en unos malos comienzos echando la culpa a ellos, sino saber levantarnos y procurar cubrir las deficiencias con el mejor éxito posible;También acusando a los culpables que impartían esa deficiente educación a un embrión de hombre que solamente quería ser y ser tratado como a los demás alumnos, otro día escribí algo sobre la capacidad de los profesores en sus periplos con jóvenes a los que muchas veces juzgan sin pensarlo demasiado. No tuve respuesta ni reflejo en las "famosas cartas al Director" a lo mejor es que no tenía razón y a lo seguro, no debí escribirloWanted (se buscan). A quien corresponda:Se busca a los responsables de educaciones deficientes como culpables del robo de posibilidades de desarrollo para una vida normal.
¿Que cómodo es etiquetar al joven o al niño sin pensar en las responsabilidades graves que esto debería suponer?. Dice el filósofo que el hombre no es tal o no merece este calificativo si no es capaz de levantarse sobre sus circunstancias y superarlas. El psiquiatra parece más consecuente, mejor amigo, al afirmar que en muchos casos lo que se hace durante la vida es consecuencia de la niñez feliz y cuidada o lo contrario. ¿Y a nosotros que nos importa esto?. De acuerdo, pero lo acuso como aviso a navegantes. Tanto a familias como a profesores: eliminar y cuidaros del vicio de prejuzgar, desterrarlo de la función docente. Es cómodo encasillar a tal o cual alumno-pasa o pasaba a diario- sea por descuido, falta de profesionalidad, prepotencia criminal o simple comodidad irresponsable. Rectores y profesores por muy sabios que seáis y por mucha fama que os orle (los famosos suelen ser los que más patinan) no os librareis del pecado, de alguna forma deberíais pagar de por vida la culpa, robasteis con vuestro estúpido orgullo equivocado las armas fundamentales e imprescindibles para el desarrollo de tal o cual de vuestros alumnos, no os refugies en la pena o en la recomendación culposa de tal o cual padre o familiar, el porvenir de vuestros alumnos debe de estar por encima. Esto me gustaría que se estudiase para su subsanación como proceso inexcusable en cualquier mejora de la enseñanza.

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