martes, 13 de marzo de 2007

El Escapista

Naciste en una situación difícil y sin quererlo te caen palos que no mereces. Esto te hiere profundamente y escapas, te encierras en ti, ta haces un miedoso observador juzgante negativo de todo lo que acontece a tu alrededor. Huyes y aunque te encuentras solo, al menos si no te buscan ni te aprecian, al menos tampoco te hieren y aunque los de tu alrededor te pretendan reconquistar, tu ya no te fías el mal ya está hecho.
Te acostumbras a escapar a no enfrentarte con nada y con nadie todos y todo te da miedo y así no hay formación posible que te sirva para el futuro...huyes, huyes y como te gusta que te quieran y te encantaría ser como los demás; por un lado, te haces servil para conseguir miajas de cariño y reconocimiento aunque no pintes nada y esto duele, por lo que para huir también de esta sin importancia tuya te inventas historias en las que tu eres el héroe, y así te forjas una doble vida por lo que los de afuera comentan...
Este niño tan servicial que callado es y que poco participa dejémosle en su rincón que es donde parece estar más feliz......Se consolida su carácter al que titulo como escapista que, por un lado huye de los demás para que no le dañen y, al hacerlo se le escapa toda posibilidad de formación, y al no tenerla teme a todo por que es incapaz de enfrentarse a cualquier situación; lo cual, le va metiendo en su subconsciente una huella de fracasos que luego de mayor le es imposible de superar. Ya de muy mayor se da cuenta de todo pero apenas nada tiene solución pasó su vida como si la hubiera vivido otro, como si la cosa no fuera con él, pues su instinto de conservación, su cariño hacia si mismo, le forró con una armadura imaginativa en la que vivió su otra e irreal vida tu mundo imaginario y falsos, tus falsos ideales.
Sobre todo, te conviertes en un maestro de las justificaciones- así lo afirma Adler- vives con tu neurosis percibiendo bajo su prisma al mundo que es injusto contigo y no llegas a pensar en superarlo y que en llegando a una edad hay que cargar con todo y vencerlo y que no es justificación y si lo es, no te sirve para nada, todas tus disculpas..
Tu ausencia para la mente y los intereses de los que conviven contigo es debida a que tu apenas les das algo interesante, como mucho tu servilismo por conseguir su atención, del cual abusan descaradamente. Necesitas de todas tus energías para montarte tu vida ficticia y tu mundo irreal con lo que estas en esta vida como invitado sin arriesgar y como si contigo no fuera la cosa, en tercera persona nunca de protagonista, con lo que te hubiera gustado serlo, pero cuando llega la ocasión el valor te falla, el subconsciente se impone y reacciones fatal ante cualquier situación que implique algo de riesgo y de responsabilidad, nuca te la juegas porque no te fías de tus fuerzas ni de tus posibilidades dado la deficiente de tu formación, pues, te mantuviste escapado y oculto sin importarte asimilar nada de lo que te pudieran enseñar a ti sólo te importaba lo tuyo tu ficticio mundo interior por lo cual siempre careciste del imprescindible interés por las cosas exteriores base fundamental para intentar aprender, pues, tal como enseña Adler- el estímulo de la acción no está en la conciencia, sino en el interés y este en su mayor parte se encuentra en la esfera del subconsciente.
Para el desenmascaramiento de esta sumisión nociva de "niño bueno" a la larga leí al filósofo Sr. Turquer que enseñaba que del reconocimiento de tus acciones, de la estima de los demás, se puede sacar un pseudo amor que consigue hacer una forma de ser o carácter. La "felicidad por el servilismo" que, si bien para muchos pudiera parecer vejatoria, para otras personas incapaces de representar en su vida el rol protagonista, les ayuda a ir viviendo, pues, ofrecen una indudable calidad en las ayudas y fidelidades que tienen con sus lideres. Hacen trabajos que nunca están exentos de primadas pero que `a ellos, pobres de espíritu, lo confunden con el pseudo-amor, "la norma fundamental de conducta es esforzarse por el bien común o la felicidad. El placer de beneficiarnos nos impele a hacer servicios a los demás porque nos gusta hacerlo.
Con el tiempo, la benevolencia o el servicio a los demás se convierte en un fin por sí mismo, en el sentido de que ya no se piensa en asegurar nuestra propia satisfacción. Por un proceso análogo, la virtud pasa a hacerse deseable por ella misma y se forman así las normas generales de conducta".En la función de servir a los demás influye de gran manera la opinión de los demás. Si estos aprueban nuestro comportamiento por ser generosos en su servicio, tendremos un componente utilitario que mitigue el complejo de primos que podamos sentir.
Efectivamente, todos hemos ejercido en algún momento de listillos y nos hemos aprovechado de las almas sencillas que siempre están dispuestas a ayudar. Pero nuestro exceso, si rebuscamos en nuestro interior, lo pagamos con el dolor del remordimiento, mientras que en su servicio encuentra el placer de la utilidad y el reconfortante del amor que el prójimo, veraz o falsamente, le comunica. Si esta actitud de servicio es la conducta normal desde la infancia, el tal individuo la toma como cosa natural, pues, para él es lo fácil, a lo que está acostumbrado. Esto se convierte, es ya, una forma de ser convirtiendolo en una persona útil, dispuesta a ayudar apenas sin necesidad de compensación, pues, esta está en su interior es parte de su cuota de felicidad.
1º.-Esta es su principal forma de trabajo aplicable en todas las circunstancias y que hacen de ellos personas útiles y merecedoras del pan que se comen.
2º.-El equilibrio que obtiene esta persona es debido, parte a su propia aprobación convirtiendose en su "norma moral" independientemente de la actuación de los demás, siendo para él, lo fácil y lo gratificante.
3º.-Esta incomprensible felicidad, para los que abusan de él, rezuma equilibrio y alegría, tranquilidad de espíritu, pues, el hace lo que sabe, entrega lo que tiene. De tal manera que, lo comunica a los demás con una aureola de felicidad tranquila envidiable y ejemplar.
4º.-Para muchos este ser es deficiente e incapaz de ser líder, efectivamente, pero es útil y cumple su rol acertadamente. Se le puede tachar de cierto vampirismo, pues, vive en simbiosis con los que pudiéramos llamar sus amos, que creen abusar e incluso reírse de su actitud, pero, no todos los humanos tienen porque estar dotados de un carácter fuerte y, si cumplen con sus cualidades, tal como él lo hace, sera feliz, que no es ni más ni menos que el estar contento contigo mismo.
Asegura Hume: El sentimiento de aprobación despertado por una acción o cualidad mental que luego llamamos virtuosa es por sí mismo placentero, y el de desaprobación, que se relaciona de forma semejante con el vicio, displicente. Podemos, en consecuencia, entender la virtud como la capacidad de producir amor y orgullo y el vicio como la capacidad de producir humillación u odio.Lo que despierta nuestra aprobación o desaprobación es nuestro aprecio a las cualidades o motivos en cuanto a productores de un predominio del placer o el dolor, respectivamente. Estas apreciaciones se pueden también caracterizar como juicios de utilidad.Pareceme que el maestro Hume da a entender que los juicios de lo demás sobre nuestros hechos son, en definitiva, más importantes que los hechos en sí, y que lo que determina si estos son buenos o malos, virtuosos o viciosos, es la opinión y el aprecio, amor u odio, que los demás hagan sobre ellos.
Primero: lo importante son los hechos pues, si no se produjeran, todo lo demás huelga.
Segundo:las grandes revoluciones, beneficiosas a la larga para la humanidad, conllevaron la desaprobación de las gentes que con ellas convivieron pues estas gentes, en su mayoría, no tuvieron esa visión de futuro que solo poseen unas pocas mentes privilegiadas.
Tercero: no hay que mirar si tu acción te reportará el amor o el odio de tus vecinos, sino la fuerza de bondad y beneficio que reporten.
Un servidor basa sus escritos en la fabulación de que lo que el humano tiene de "eternil" de imperecedero o de trascendente, no es una misteriosa alma, sino las acciones que unos pocos son capaces de realizar en beneficio de muchos y, ese clericato obsesionante que dominó a santos e iluminados es, nadie me lo puede poner en duda, mucho más importante que el juicio de unos pocos miopes coetáneos.
Otro posible escapista es el conocido con el adjetivo del "patito feo de la familia" que por poco lucido, torpe y patoso, apenas da pié para el cariño normal, tan necesario para un desarrollo equilibrado. Este niño no se logra sobreponer a la frialdad que le ha rodeado en su infancia vivida en un mundo de desamor, lo cual le hace receloso y no comunicativo, es obviado y él se relega más. Falto de confianza en si mismo emprende cualquier tarea con torpeza y con grandes zozobras lo cual normalmente le conduce a unos deficientes resultados. Otra posibilidad para la formación del carácter escapista es la ya mencionada de educar con mentira con el fin de que el pupilo haga lo que ellos quieran sin tomar en serio la capacidad del niño para descubrirlas y ponerlas en tela de juicio que siempre caerá hacia el lado negativo del educador que pierde toda la autoridad necesaria para su misión y hace que el niño pierda toda su fe, todo su interés hacia lo mandado y enseñado por sus mayores situandose en una postura de mero espectador ante la falta de honradez detectada haciendo su deporte favorito el averiguar las falsedades sociales tanto de dentro de las familias como exteriores a ellas.
Tampoco es bueno el imponerse al niño con aquello del ordeno y mando y si no bofetada y a callar con lo cual lo que se consigue es una formación tendente al retraimiento y a la falsedad que el niño usa para evitar estos males de los que escapa y huye haciendo una vida nuevamente oculta (escapista) muy de mi época con educaciones de corte militarista.
Dice el Sr. Roberti en su libro de "Como psicoanalizarse a si mismo":"Al niño se le considera como una criatura especial, a la que se le puede decir, hacer, creer y negar todo. A las preguntas del niño deseoso de aprender se tiende a responder de cualquier manera con tal de que se esté callado o simplemente, negarle la contestación porque es demasiado pequeño. Así, al niño se le crea una ansiedad que ya no coincide con el deseo de saber sino con un conocimiento consciente de su inferioridad y con predisposición a la ignorancia. Es como si el mundo en que ha nacido le rechazara, quiere hacer sus conquistas, mientras que por un lado se le miente, por el otro se le asusta. Termina por no saber a quien dirigirse ni a quien creer. Pienso que no te diriges a nadie-flotas- todo te parece un camelo en donde te tienes que acomodar para vivir lo mejor posible.
Con este panorama es fácil que te desintereses por todo, sólo el vivir lo mejor posible usando las armas de la astucia y del engaño nunca de la sinceridad con lo cual lo que menos te importa es el aprender y por lo tanto no desarrollas debidamente tus facultades intelectuales arma principal contra el miedo tal como nos informa el Sr. Roberti."Si al niño se le quita la seguridad se le dirigirá hacia el miedo. Miedo y seguridad no pueden coexistir. No habrá que asombrarse si el niño en el momento de cimentarse oficialmente se muestra desinteresado, incapaz de concentrarse y poner interés en algo estando eternamente distraído. Este es el fruto de la educación recibida".
Con todos estos antecedentes el escapista es como si viviera una doble existencia la que pudiéramos llamar normal o externa en la que toma una postura desinteresa huyendo de la participación, como si esta no fuera con él con lo que huye de los problemas de dar la cara imaginándose que aún no ha llegado su momento en sus irrealidades con que llegará el día en que sea el protagonista sin necesidad del preceptivo esfuerzo porque en parte se siente superior, está soñando y esta situación es la que el considera como verdadera, pero al ser desconocida por los demás no se le valora por lo que se muestra huraño y poco participativo.
En el libro de K. Hotney titulado "La Tendencia Neurótica de Nuestro Tiempo" se dice: "El riesgo de la formación de un carácter no radica tanto en experimentar una protesta sino en reprimirla". Un sabio práctico al que conocí pero no tuve la suerte de frecuentar suficientemente, usaba una táctica fruto de su pensar y del tratar con sus pupilos y era que no los consideraba personas mayores ya aptas para enfrentarse con la vida mientras estas no eran capaces de enfrentársele. Cuando así lo hacían ya se quedaba contento pensando que si lo hacían contra él muy bien lo podían hacer contra los demás. Con lo que se colige que la represión en estos casos es mal procedimiento, pues, por un lado se te minoriza, y por otro, te marca en el subconsciente una capacidad de reacción

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